Encuentro de otoño 2011

Como sabéis, una de nuestras actividades post-kafala que más nos gusta organizar son los encuentros de familias. Estos encuentros nos permiten ir manteniendo el contacto entre las familias y comprobar periódicamente como van creciendo los niños. Organizamos dos al año, en primavera y otoño. A continuación tenéis la crónica de nuestro corresponsal en el último encuentro, la de otoño de 2011, que se hizo el 13 de noviembre.

Teníamos todos los números, pero al final no llovió. Afortunadamente el tiempo fue clemente y pudimos disfrutar del encuentro en la casa de colonias Cal Mata, situada en el pequeño pueblo de Saifores (Baix Penedès). El lugar estaba la mar de bien. La única objeción que podemos hacer en la casa son las indicaciones de localización que figuran en su web, que están hechas con la parte del cuerpo situada en el lugar donde la espalda pierde su nombre y que provocaron que algunas familias dieran alguna vuelta de más para llegar. Nada grave.

Entre pequeños y mayores llegamos al centenar de personas, justo el número de plazas que tenía el comedor de la casa. Salvo Jordi, el resto de miembros de la Junta no pudo asistir. A Bea le podemos perdonar, ya que acababa de aterrizar en Barcelona con Farouk. A Núria también, ya que Ayman se puso enfermo el día anterior. Al resto se lo descontaremos del sueldo.  Ayman no fue el único niño que se puso enfermo el día anterior. Este es el gran problema que tienen nuestros hijos nacidos en Marruecos: se ponen enfermos sin pedir permiso. Cuestión genética ?……. cultural …..?. Habrá que preguntar al señor Punset.

Bueno, vamos a lo que realmente interesa: la comida. Después de la anterior experiencia del encuentro de primavera en Aiguafreda, donde en La Llobeta (un asteroide Michelin) disfrutamos de una experiencia gastronómica sublime, nos topamos con la cruda realidad y volvimos a un menú austero como corresponde a un tiempo de crisis (¡maldita prima de riesgo!). Los macarrones y el pollo, un clásico, se volvieron a imponer. Eso sí, cocinados con delicadeza y acompañados de ensalada para desengrasar los macarrones, y guarnición de patatas para aliviar la soledad del pollo. Todo ello rematado por fruta del tiempo y helado artesano de tradición italiana servido en tarrina plastificada. En cuanto al vino, estando en el Penedès, nos abstendremos de hacer pública la nota de cata, por si algún día tenemos que volver.

Como es habitual, después de comer, con los cafés y mientras los monitores se ganaban duramente el sueldo con nuestros niños, aprovechamos para hacer un coloquio informal. Jordi es estrenó como nuevo presidente e hizo la introducción comentando como estaban las cosas en las diferentes crèches. Demostró un alto nivel institucional y casi no dijo ninguna burrada. Hubieron diversas aportaciones, todas interesantes, en relación a experiencias recientemente vividas por familias en las diferentes crèches, el papel de la asociación en el apoyo a familias, en la relación con las crèches y/o autoridades marroquíes, el comportamiento (in) conveniente que algunas familias tienen durante el proceso etc., etc.

En cuanto a los niños, hicieron dos grupos en función de la edad. Los más pequeños aparecieron con la nariz pintada de colores y los grandes, después de hacer una expedición por el bosque llegaron cargados de fósiles. Afortunadamente eran fósiles de conchas y no encontraron ningún fémur de mamut, que habría supuesto ciertos inconvenientes logísticos respecto al transporte.

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