(17) ¿Qué puedo hacer, o no hacer, para minimizar el riesgo de que algo vaya mal?

Es normal pensar, cuando queremos iniciar nuestro proceso de kafala, que las cosas nos irán bien. Seguramente tenemos amigos o conocidos que han hecho una kafala antes y todo les ha ido rodado.

Pero debemos tener en cuenta que el proceso es muy largo. No siempre las cosas van como queremos y la kafala es un proceso muy delicado en que muchas cosas se pueden atascar y encontrarnos de repente y sin previo aviso en un mal paso. Debemos decir que, que todo salga bien a la primera es prácticamente imposible. Y esto lo debemos tener muy claro y asumirlo.

Por un lado, los trámites suelen tener unos plazos y el hecho de que se agoten estos plazos es el funcionamiento normal de la administración. Si por cualquier contratiempo algún trámite se alarga más de lo previsto nos podemos sentir frustrados, angustiados… cuando uno está dentro de su proceso no lo ve en perspectiva ni en global, esto es normal. Pero lo más probable es que este contratiempo tenga solución y sólo sea cuestión de esperar unos días, unas semanas… más.

Como hemos dicho, en general existen unos plazos: de tres a cinco meses para el acta de abandono, dos semanas para el visado, diez días para el pasaporte, dos meses para la sentencia de kafala… son plazos generales, que damos a nivel informativo, pero que pueden variar mucho de una ciudad a otra, de la época del año (si nos coinciden vacaciones de los titulares, huelgas, festivos …), de circunstancias fuera de nuestro control (que se pierdan los papeles y se tengan que repetir, que el dossier se haya quedado en la mesa de un funcionario esperando un sello y nadie nos avise …). Cierto que, si sumas todos estos plazos es mucho tiempo, quizás más de que uno desearía, pero siguen siendo plazos que entran dentro de la normalidad. Y si se juntan todos los contratiempos posibles en nuestro proceso es desalentador y nos puede parecer que hay una confabulación en contra nuestra. Pero no es así.

Hay trámites que es poco probable que se compliquen, como la tramitación del pasaporte, que es un trámite administrativo bastante automático, y el del visado, que si tenemos todos los documentos que se requieren (CI, sentencia de abandono, kafala, pasaporte, certificado médico, etc.), Y, sobre todo, el perfil del niño se adapta a lo que consta en nuestro CI, el Consulado Español no pondrá problemas. El problema puede venir por qué estos trámites son al final del proceso, con el agotamiento que llevamos encima y las ganas de volver a casa. Pero debemos tener en cuenta que en este punto ya tenemos la kafala y son trámites que no se alargan normalmente.

La mayoría de contratiempos, pueden pasar, y pasan, desde el inicio hasta que obtenemos la kafala. Debemos tener en cuenta que la kafala la firma el juez tutelar (con el procurador y el presidente del tribunal). Por lo tanto tenemos que hablar personalmente con él (acompañados de nuestra abogada, si tenemos) para saber cuál es su intención y carácter antes de comenzar el proceso. Que la directora de la créche o una abogada nos diga que todo irá bien no es suficiente. Quien firma es el juez, y es él quien nos debe dar la aprobación previa al inicio de cualquier trámite.

Si el niño no tiene acta de abandono, tenemos que averiguar cuál es su situación jurídica. Por eso, como hemos dicho, es conveniente hablar personalmente con el procurador y la trabajadora social (acompañados de la abogada, si tenemos), y pedirles ver el dossier con toda la información.

Debemos involucrarnos en el proceso. Lógicamente, el juez quiere saber a quién da el niño, y tenemos que tratar y hablar con él, y con el procurador del rey, tanto como podamos. Si ya tenemos otros hijos, también tienen que venir con nosotros, siempre que sea posible, y si son niños kafalados, se presentarán con el nombre y pasaporte original marroquí. También es importante que mostremos el apoyo de nuestra familia extensa.

Debemos tener paciencia. Hay trámites que requieren su tiempo. Es lógico tener ganas de volver, pero debemos evitar poner presión o perder los nervios. En Marruecos las cosas tienen otro ritmo (de hecho, no es que la justicia en España sea más rápida).

Pensemos que sólo pueden kafalar los musulmanes, por lo tanto debemos ser plenamente respetuosos, y comportarnos de acuerdo al islam: vestir correctamente, no beber alcohol (ni siquiera en el bar del hotel), respetar el Ramadán, confirmando nuestra fe siempre que sea necesario, etc. aunque sea ante alguien ajeno al proceso. Pensad que en Marruecos todo el mundo se conoce. Tampoco son habituales las muestras de afecto en público entre personas de diferente sexo, aunque sean matrimonio (besos, abrazos, caminar de la mano, etc.).

La experiencia nos dice que cuando se acumulan muchas familias extranjeras en una ciudad, y no hay niños para kafalar por parte de las familias marroquíes, estas protesten y se producen problemas. Por lo tanto, aunque no haya listas de espera, hay que informarse y evitar aglomeraciones de familias extranjeras en una misma ciudad. Si la ciudad es bastante grande, la confluencia de unas pocas familias es positiva para la gestión y la ayuda mutua.

Durante el mes de agosto, muchos jueces hacen vacaciones, y los jueces sustitutos son reacios a tratar asuntos no urgentes. Por tanto, no es el mejor momento para ir a Marruecos a iniciar una kafala y si estamos en curso, es más que probable que en agosto no avance nuestro proceso. Cabe recordar que los periodos de Semana Santa y Navidad no son festivos en Marruecos (pero si para los Consulados Españoles). Durante el Ramadán los horarios de la administración pública pueden variar (normalmente se hace horario intensivo de mañana, ya que no se para para comer), durante este mes todo se ralentiza.

En algunas créches hay niños con problemas de salud. Estos niños son difícilmente kafalables por familias marroquíes con menos recursos económicos. Si decidimos kafalar uno de estos niños, es posible que los jueces sean más sensibles y todo el proceso más fácil y rápido. Lo mismo puede ocurrir si se kafala un niño mayor. Por el contrario, la kafala de niñas suele ser más complicada.

En ningún caso, de ninguna manera, tenemos que caer en la tentación de utilizar sobornos, ni dar regalos suntuosos.

Pensad que un comportamiento inadecuado puede comprometer, no sólo nuestra kafala, sino también la de las familias que vienen detrás.

A parte de los contratiempos comentados, pueden ocurrir acontecimientos muy difíciles de superar y en los que no vale la recomendación de tomar paciencia y no marcarse plazos o metas, e ir avanzando paso a paso. Hay hechos que ocurren, muy duros y que hay que ser conscientes.

Ya lo hemos comentado en ésta y en alguna otra entrada, pero hasta que no tengamos la sentencia firme del juez otorgándonos la kafala, el niño que se nos ha “asignado”, que hemos conocido, cuidado y amado, no es nuestro hijo, no tenemos ningún derecho y puede ser asignado a otra familia y esta kafala puede salir adelante y la nuestra no. Puede ocurrir que el juez nos deniegue la kafala (que se puede recurrir y perder el recurso), por eso es tan importante conocer el carácter y, si puede ser, la opinión del juez antes de comenzar el proceso. Cuando pasa una situación de éstas es muy, muy duro, no es un obstáculo, una ralentización transitoria. Y sobre todo, pensando en los niños afectados, que seguramente llevan meses que nos conocen y se puede haber empezado ya a crear un vínculo. Por eso es importante, imprescindible, conocer el funcionamiento del tribunal, el pensamiento del juez. Aunque esto tampoco será una garantía completa que evitará sufrimientos a las partes.

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